Page 68 - Anales RADE vol I n 1
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8. CONCLUSIÓN

Tras haber pasado una mirada panorámica al desarrollo de la arquitectura
neoclásica en España, hay que resaltar, una vez más, que la política inspirada por
las ideas de la Ilustración llevada a cabo por los sucesivos gobiernos borbónicos,
generó la construcción de infinidad de edificios dedicados de una u otra manera al
servicio de las necesidades de la sociedad, en contraste con la de períodos
anteriores, que en su inmensa mayoría eran palacios, iglesias y conventos. El bien
público y la atención a las necesidades generales de la población anteceden en
protagonismo al hombre individual e incluso a la Iglesia. Así los edificios a los que
nos hemos referido construidos en la época de Felipe V: el complejo de Nuevo
Baztán de Churriguera era una Granja Factoría modelo, el Palacio de San Telmo de
Sevilla una Escuela de Navegantes, y el edificio de la calle de Fuencarral de Madrid,
obra de Ribera, un Hospicio; y de los gobiernos de los restantes borbones hemos
citado el Palacio Goyeneche de la calle Alcalá, que muy pronto fue Sede de la
Academia de Bellas Artes, y para usos públicos fueron el Colegio de Cirugía de
Barcelona, el Hospicio Provincial de Oviedo (hoy Hotel Reconquista), la fábrica de
vidrio de La Granja, la Biblioteca de los Reales Estudios de Madrid, las Casas de
Oficios de El Escorial, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (hoy día El Prado),
el Jardín Botánico, el “Nuevo Rezado” (gran depósito de libros de rezos), o el
Observatorio Astronómico de Madrid. Y en provincias tuvieron uso militar el
Arsenal de la Ciudadela de Barcelona, y uso público civil la Lonja del Mar, y las
Aduanas de Madrid (hoy Ministerio de Hacienda) y Valencia, el Palacio Rajoy en
Santiago de Compostela y, por último, la Universidad de Toledo de Ignacio Haan.

Y lo mismo podemos decir del período neoclásico en su fase bonapartista,
en el que hemos citado el gran proyecto de Silvestre Pérez para el embellecimiento
de Madrid, y en el de Fernando VII la ordenación de la Plaza de Oriente, el Teatro
Real y el Colegio de Medicina de San Carlos de la calle Atocha.

La Ilustración consiguió sin duda que los gobernantes centraran su atención
en los ciudadanos, en su educación, atención sanitaria, beneficencia y a las nuevas
industrias e infraestructuras, y que a su satisfacción aplicaran los mejores recursos
económicos de que disponían. Y la arquitectura neoclásica cumplió su cometido
poniéndose al servicio de una función tan noble como necesaria en las muy
deficitarias ciudades españolas de la época.



Juan Gómez y González de la Buelga|68
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