Page 153 - Balneario Villa de Olmedo
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colaboradores,
clasificándolas
como
aguas
hipotermales,
de
mineralización
fuerte,
clorurado
sódicas,
muy
blandas.
Los
resultados
analíticos
presentados
son
equiparables
a
otros
practicados
recientemente
(10,11)
con
ligeras
diferencias
(±
20
%)
en
sus
características
físicas,
físico-‐químicas,
aniones
y
cationes
mayoritarios.
En
uno
de
los
elementos
minoritarios,
fluoruros,
existe
discrepancia
en
la
concentración
expresada
en
los
análisis:
5
mg/L,
6,3
mg/l
y
0,3
mg/L;
hemos
advertido
al
analista
discrepante
y
señala
que
puede
ser
debido
a
la
técnica
utilizada
en
la
determinación
de
los
fluoruros.
4.
UTILIZACIÓN
DE
LAS
AGUAS
–
VÍAS
DE
ADMINSTRACIÓN
Y
POSIBLES
ACCIONES
SOBRE
EL
ORGANISMO
La
vía
tópica
es
la
principal
vía
de
administración
de
las
aguas
del
Balneario
Villa
de
Olmedo,
como
es
habitual
en
otros
balnearios
de
aguas
cloruradas,
aunque
también,
son
administrables
por
vía
oral,
en
particular
las
de
baja
mineralización
o
debidamente
diluidas.
Las
aguas
cloruradas
debidamente
administradas
se
comportan
como
estimulantes
de
múltiples
funciones
orgánicas:
funciones
celulares,
trofismo
tisular,
actividad
secretoria,
metabolismo,
etc.
Se
las
considera
como
modificadoras
del
terreno,
con
posibilidad
de
aumentar
la
capacidad
de
respuesta
orgánica
del
individuo.
Tales
efectos
son
en
gran
parte
dependientes
de
la
concentración
de
cloruros
en
el
agua
y
de
la
vía
de
administración.
Tal
comportamiento
no
es
de
fácil
justificación
si
se
considera
que
la
utilización
preferente
de
estas
aguas
cloruradas
es
en
aplicaciones
tópicas.
La
ingestión
del
agua
clorurada
produce
efectos
directos
en
el
aparato
digestivo.
Se
comporta
como
estimulante
de
la
secreción
clorhídrica
y
motilidad
gástrica,
siendo
también
estimulante
de
la
biliar
y
de
la
secreción
y
motilidad
intestinal,
disminuyendo
la
flora
entérica.
La
posible
absorción
de
las
aguas
cloruradas
administradas
por
vía
oral
es
dependiente
de
su
tonicidad.
Con
aguas
hipotónicas
se
puede
obtener
incluso
efectos
diuréticos
si
la
cantidad
de
agua
administrada
es
suficiente;
esta
respuesta
disminuye
conforme
se
acerca
la
mineralización
a
la
isotonía,
llegándose
a
producir
efectos
contrarios
con
las
aguas
hipertónicas
que
atraen
el
agua
al
intestino
y
se
comportan
como
purgantes.
(12)
Recordaremos,
en
este
momento,
el
interés
actual
y
la
importancia
de
la
intervención
de
las
acuaporinas
(AQPs)
en
los
procesos
del
control
del
agua
en
el
organismo.
Estas
proteínas
que
facilitan
el
transporte
de
agua
a
través
de
las
membranas
biológicas,
están
involucradas
no
solamente
a
nivel
renal
(AQP1,
AQP2
y
otras),
sino
también
en
otras
regiones,
como
la
AQP4
(abundante
en
regiones
J
San
Martín|151
clasificándolas
como
aguas
hipotermales,
de
mineralización
fuerte,
clorurado
sódicas,
muy
blandas.
Los
resultados
analíticos
presentados
son
equiparables
a
otros
practicados
recientemente
(10,11)
con
ligeras
diferencias
(±
20
%)
en
sus
características
físicas,
físico-‐químicas,
aniones
y
cationes
mayoritarios.
En
uno
de
los
elementos
minoritarios,
fluoruros,
existe
discrepancia
en
la
concentración
expresada
en
los
análisis:
5
mg/L,
6,3
mg/l
y
0,3
mg/L;
hemos
advertido
al
analista
discrepante
y
señala
que
puede
ser
debido
a
la
técnica
utilizada
en
la
determinación
de
los
fluoruros.
4.
UTILIZACIÓN
DE
LAS
AGUAS
–
VÍAS
DE
ADMINSTRACIÓN
Y
POSIBLES
ACCIONES
SOBRE
EL
ORGANISMO
La
vía
tópica
es
la
principal
vía
de
administración
de
las
aguas
del
Balneario
Villa
de
Olmedo,
como
es
habitual
en
otros
balnearios
de
aguas
cloruradas,
aunque
también,
son
administrables
por
vía
oral,
en
particular
las
de
baja
mineralización
o
debidamente
diluidas.
Las
aguas
cloruradas
debidamente
administradas
se
comportan
como
estimulantes
de
múltiples
funciones
orgánicas:
funciones
celulares,
trofismo
tisular,
actividad
secretoria,
metabolismo,
etc.
Se
las
considera
como
modificadoras
del
terreno,
con
posibilidad
de
aumentar
la
capacidad
de
respuesta
orgánica
del
individuo.
Tales
efectos
son
en
gran
parte
dependientes
de
la
concentración
de
cloruros
en
el
agua
y
de
la
vía
de
administración.
Tal
comportamiento
no
es
de
fácil
justificación
si
se
considera
que
la
utilización
preferente
de
estas
aguas
cloruradas
es
en
aplicaciones
tópicas.
La
ingestión
del
agua
clorurada
produce
efectos
directos
en
el
aparato
digestivo.
Se
comporta
como
estimulante
de
la
secreción
clorhídrica
y
motilidad
gástrica,
siendo
también
estimulante
de
la
biliar
y
de
la
secreción
y
motilidad
intestinal,
disminuyendo
la
flora
entérica.
La
posible
absorción
de
las
aguas
cloruradas
administradas
por
vía
oral
es
dependiente
de
su
tonicidad.
Con
aguas
hipotónicas
se
puede
obtener
incluso
efectos
diuréticos
si
la
cantidad
de
agua
administrada
es
suficiente;
esta
respuesta
disminuye
conforme
se
acerca
la
mineralización
a
la
isotonía,
llegándose
a
producir
efectos
contrarios
con
las
aguas
hipertónicas
que
atraen
el
agua
al
intestino
y
se
comportan
como
purgantes.
(12)
Recordaremos,
en
este
momento,
el
interés
actual
y
la
importancia
de
la
intervención
de
las
acuaporinas
(AQPs)
en
los
procesos
del
control
del
agua
en
el
organismo.
Estas
proteínas
que
facilitan
el
transporte
de
agua
a
través
de
las
membranas
biológicas,
están
involucradas
no
solamente
a
nivel
renal
(AQP1,
AQP2
y
otras),
sino
también
en
otras
regiones,
como
la
AQP4
(abundante
en
regiones
J
San
Martín|151