Page 69 - Balneario Villa de Olmedo
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(Cordillera Cantábrica), que los de la izquierda (Sistema Central). Sin embargo, hay
que destacar el escaso desarrollo hidrográfico existente motivado por la conjunción
de tres circunstancias: pequeñas pendientes, materiales permeables y aportes a los
cursos de agua procedentes del perímetro montañoso, donde las precipitaciones son
mayores.



Figura 2. Línea de isobatas de la base del Terciario detrítico de la cuenca del Duero (4).

Los depósitos terciarios alcanzan grandes espesores en algunos puntos de la
Cuenca como queda reflejado en el mapa de la figura 2, en el que se representa las
isobatas del fondo del Terciario (4), es decir, la topografía de la base de estos
sedimentos, que es a su vez el sustrato impermeable del gran acuífero detrítico. En la
Región de los Arenales el espesor en general crece rápidamente desde los bordes
hacia el centro, estimándose en más de 1000 m en las proximidades del eje del río
Duero (4).

El registro sedimentario de la cuenca, según Alonso-Gavilán et al. (5), refleja
cambios climáticos a lo largo de su historia, relacionados con el cambio de latitud de la
península ibérica de los 30º N en el Cretácico a los 40º N en el Neógeno; con la
creación de barreras montañosas alrededor, siendo más efectivas las
correspondientes a los bordes norte, sur y este; y con la evolución del giro de la
península ibérica de diestro a siniestro. Durante la primera etapa (Cretácico y
¿Paleógeno?) el clima fue subtropical con estación seca como lo indica la presencia de
silicilidifacaciones en el borde oeste, evaporitas en el dominio meridional y
sedimentación palustre de clima cálido. Durante el Paleógeno las condiciones fueron
subtropicales con marcados periodos secos reflejados por la presencia de costras de
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