review

History of the modern neurosurgery

Title in Spanish: Historia de la neurocirug’a moderna

Gregorio Rodr’guez Boto1

1Servicio de Neurocirug’a, Hospital Cl’nico San Carlos. Departamento de Cirug’a, Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid

*Corresponding Author: grboto@yahoo.es               An Real Acad Farm Vol. 81, NĽ 1 (2015), pp. 37-47

Received:  February 3, 2015  Accepted: February 24, 2015      Language of Manuscript: Spanish

 



1. INTRODUCCIîN

Puede definirse la Neurocirug’a como Ňaquella disciplina de la Medicina y especialidad de la Cirug’a que se ocupa del estudio y tratamiento (esto es, prevenci—n, diagn—stico, evaluaci—n, terapŽutica, cuidado intensivo y rehabilitaci—n), de las enfermedades quirśrgicas o potencialmente quirśrgicas del Sistema Nervioso Central, PerifŽrico y Aut—nomo, incluyendo sus cubiertas, vascularizaci—n y anejos como la hip—fisis, as’ como del manejo operatorio y no operatorio del dolor, cualquiera que sea la edad del pacienteÓ.

De este modo, la Neurocirug’a contempla el tratamiento de pacientes adultos o pedi‡tricos con trastornos del Sistema Nervioso que comprenden la patolog’a del encŽfalo, las meninges, el cr‡neo y sus aportes vasculares, incluyendo las arterias car—tidas y vertebrales, la patolog’a de la hip—fisis, la patolog’a de la mŽdula espinal, la columna vertebral y sus meninges, as’ como la patolog’a de los nervios perifŽricos en toda su extensi—n.

Siguiendo a JimŽnez D’az, puede definirse al ŇmŽdicoÓ como Ňal hombre que hace Medicina para otro hombreÓ. Parafraseando a Sixto Obrador, el ŇneurocirujanoÓ representa la convergencia y asociaci—n del Ňneur—logoÓ, en sus dimensiones te—rico-cl’nicas, con el ŇcirujanoÓ, en sus aspectos pr‡cticos y terapŽuticos.

Si bien los primeros pasos de mi especialidad fueron dados, por tanto, por cirujanos generales, s—lo surgir‡ una autŽntica Neurocirug’a cuando el conocimiento y estudio del Sistema Nervioso por los neur—logos, se iguale o anteponga a la habilidad tŽcnica de aquellos cirujanos generales. As’, Neurolog’a y Cirug’a ser‡n las dos especialidades que converjan y se unan en la Neurocirug’a (1,2).

2. HISTORIA DE LA NEUROCIRUGęA MODERNA

Aunque la trepanaci—n craneal, bien con fines m‡gico-religiosos bien terapŽuticos, est‡ considerada como la m‡s antigua operaci—n de la cual existen huellas comprobadas, con seguridad en el per’odo Neol’tico (alrededor de 5.000 a–os a. C.) y posiblemente mucho antes, en el Paleol’tico (12.000 a–os a. C.), la Neurocirug’a es una especialidad que se inicia como tal a finales del siglo XIX. Puede sentenciarse que desde la Prehistoria hasta ese momento, la cirug’a del Sistema Nervioso apenas evolucion—. Es entonces, segunda mitad del siglo XIX, cuando se van a producir dos hechos cruciales para el desarrollo de la misma. Por una parte, la creaci—n de la moderna cirug’a, condicionada por la aparici—n de la anestesia, de la antisepsia y de la asepsia, y por otra parte, el desarrollo de la Neurolog’a como autŽntico cuerpo de doctrina.

En la historia de la Medicina, la bśsqueda de mŽtodos capaces de hacer desaparecer el dolor durante las intervenciones quirśrgicas (bebidas alcoh—licas, plantas medicinales, estupefacientes,É) fue siempre una constante preocupaci—n. A finales del siglo XVIII, el cirujano inglŽs Moore comenz— a utilizar fuertes torniquetes que parec’an mitigar el dolor en el curso de las amputaciones. Casi simult‡neamente, Sir Humphry Davy se–al— en Inglaterra la posibilidad de emplear el —xido nitroso contra los dolores de muelas, el llamado Ňgas hilaranteÓ. En 1846, el cirujano John Collins Warren, en el Massachusetts General Hospital, extirp— un tumor benigno del cuello de un paciente bajo anestesia por Žter, administrada por el dentista William Morton. La intervenci—n fue un Žxito total, marcando para la Cirug’a el nacimiento de lo que el anat—mico y poeta Oliver Wendell Holmes designar‡ como ŇanestesiaÓ.

Sin embargo, a pesar del avance que supuso la anestesia, la ampliaci—n de las fronteras del saber quirśrgico s—lo se realiz— de forma notable tras la aparici—n de la antisepsia y de la asepsia. Joseph Lister (1827-1912), profesor de Cirug’a en Glasgow, bas‡ndose en los estudios de Louis Pasteur y de Robert Koch, recomend— el empleo del fenol en el tratamiento de las heridas, inici‡ndose as’ la antisepsia. Sus ideas fueron rechazadas inicialmente por prestigiosos cirujanos ingleses y por la mayor parte de los cirujanos asistentes a la primera reuni—n de la ŇAmerican Surgical AssociationÓ, en 1883. Un paso m‡s all‡ de la antisepsia vino representado por la bśsqueda de la asepsia en las intervenciones quirśrgicas. Ernst von Bergmann (1836-1907) utiliz— la esterilizaci—n por el vapor, y cuando su disc’pulo Curt Schimmelbusch public— y sistematiz— dichos mŽtodos, en 1891, podemos decir que la asepsia quirśrgica hab’a comenzado.

En la segunda mitad del siglo XIX, la Neurolog’a y la Neuropsiquiatr’a, van a cobrar una importancia trascendental. Los principales art’fices de estos cimientos de la Neurolog’a Cl’nica van a ser los franceses Broca y Charcot, los alemanes Friedreich, Meynert, Von Leyden, Westphal y Erb, el inglŽs Jackson y el americano Mitchell. Desde el mismo momento en que existen unos hombres dedicados a estudiar la patolog’a cl’nica del Sistema Nervioso, van a surgir una serie de procedimientos instrumentales de diagn—stico. De este modo, nace la electroencefalograf’a con Hans Berger, Albrecht Von Graefe introduce en el ‡mbito cl’nico, en 1860, el oftalmoscopio de Hernann Von Helmholtz, se inicia el estudio bioqu’mico del LCR tras la implantaci—n de la punci—n lumbar por Heinrich Quincke y comienza la Neurorradiolog’a de la mano de Artur Schźller.

La aparici—n de la anestesia quirśrgica, de la antisepsia y de la asepsia abrieron la posibilidad de realizar intervenciones quirśrgicas antes impensables. El inicio de la Neurolog’a Cl’nica, en esta segunda mitad del siglo XIX, motiv— a los cirujanos generales a practicar intervenciones quirśrgicas sobre el Sistema Nervioso, haciendo as’ posible el nacimiento de una nueva disciplina, la Neurocirug’a. El desarrollo de la misma puede dividirse en tres per’odos, a mi juicio. El primero de ellos, considerado como inicial, est‡ caracterizado por la presencia de diversos cirujanos que comenzaron t’midamente a practicar intervenciones quirśrgicas sobre el Sistema Nervioso, pero sin hacer de ello su actividad profesional principal. Podr’a establecerse entre 1850 y 1900. En un segundo per’odo, una serie de profesionales independientemente de cu‡l fuera su formaci—n previa y el momento de su vida profesional, van a dedicarse de forma pr‡cticamente exclusiva a la Neurocirug’a. Se dir’a que transcurre entre 1900 y 1970. Es en esta Žpoca cuando se desarrolla la ingente labor de Harvey Cushing. EN 1971 se introdujo en la cl’nica la Tomograf’a Axial Computarizada, fruto de los trabajos de Allan Cormack y de Godfrey Hounsfield, merecedores del Premio Nobel de Medicina en 1979. A partir de este momento, arranca una nueva etapa en la Neurocirug’a, presidida y dominada por los avances radiol—gicos y el refinamiento tecnol—gico. Esta etapa actual de la Neurocirug’a est‡ caracterizada por el incesante desarrollo de la misma, que ha logrado que el d’a de hoy sea pasado olvidado ma–ana. Obviamente, los dos primeros per’odos en los que arbitrariamente he divido el devenir hist—rico de la Neurocirug’a moderna no se dan simult‡neamente en todos los pa’ses. Por otro lado, muchos neurocirujanos ejercieron su actividad en m‡s de una de estas etapas. Esta divisi—n temporal en etapas permite comprender el hecho de la aparici—n del cirujano dedicado exclusivamente al Sistema Nervioso y a quien, a partir de ese momento, podemos llamar ŇneurocirujanoÓ (3,4).

2.1. Gran Breta–a

Los primeros pasos de la Neurocirug’a tuvieron lugar en Gran Breta–a, de la mano de Macewen. Entre sus continuadores merecen ser destacados Horsley, Jefferson, Cairns y Dott.

Sir William Macewen (1848-1924) (Figura 1), escocŽs, aun siendo un cirujano general, puede considerarse un autŽntico pionero de la Neurocirug’a. En 1869 termin— sus estudios de Medicina y se uni— a Joseph Lister, del que adopt— sus ideas. En 1877 fue nombrado cirujano en el ŇGlasgow Royal InfirmaryÓ, donde sustituy— la traqueotom’a por la intubaci—n endotraqueal. Se interes— por los comas traum‡ticos y por las localizaciones cerebrales, lo que le permiti— operar en 1876 un absceso cerebral y en 1879, un hematoma subdural y un meningioma de la convexidad. En 1883, realiz— la primera laminectom’a por compresi—n medular. En 1888 inici— sus escritos sobre la cirug’a del Sistema Nervioso, a la que denomin— ŇNeurocirug’aÓ. El ŇJohns Hopkins HospitalÓ (Baltimore, Maryland) le ofreci— una c‡tedra quirśrgica que Žl rechaz— ya que no le permit’a la formaci—n y supervisi—n de sus propias enfermeras. Permaneci— hasta su muerte, en 1924, como profesor de Cirug’a en la Universidad de Glasgow.

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Figura 1. Sir William Macewey.

Sir Victor Horsley (1857-1916) (Figura 2) puede considerarse el primer neurocirujano de Inglaterra, pues fue abandonando paulatinamente la Cirug’a General para dedicarse, hacia el final de su vida y de forma casi exclusiva, a la Neurocirug’a. En 1859, se hab’a inaugurado en Inglaterra el primer hospital consagrado exclusivamente a las enfermedades del Sistema Nervioso. Este hospital fue creado en Queen Square bajo el nombre de ŇNational Hospital for Diseases of the Nervous SystemÓ y en principio estaba reservado para enfermos paral’ticos y epilŽpticos. M‡s tarde, llegar’a a ser el famoso ŇNational Hospital for Nervous DiseasesÓ y actualmente, el ŇNational Hospital for Neurology and NeurosurgeryÓ. En 1886, a los 29 a–os de edad, Victor Horsley operaba ya en el ŇThe NationalÓ y en 1887 fue el primero en resecar un tumor medular diagnosticado por el neur—logo, Sir William Gowers. Horsley aplic— una metodolog’a cient’fica a la consecuci—n de mapas cerebrales, coincidiendo con las observaciones del neur—logo John Jackson en enfermos epilŽpticos, y fue el primero en producir experimentalmente una hipertensi—n intracraneal por medio de balones inflables. Descubri— la herniaci—n cerebelosa, aport— la incisi—n curva para los colgajos cut‡neos e ide—, junto con Robert Clarke, el primer aparato de estereotaxia para gatos. A los 59 a–os de edad, Sir Victor Horsley, se enrol— en el cuerpo expedicionario inglŽs de Oriente Medio, falleciendo de una insolaci—n en un peque–o hospital de Mesopotamia.

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Figura 2. Sir Victor Horsley.

Sir Geoffrey Jefferson (1886-1961) (Figura 3) naci— en Rochdale, Inglaterra, y curs— sus estudios en Manchester. En 1911 ejerc’a ya en Londres como cirujano, interes‡ndose por la anatom’a y la fisiolog’a del Sistema Nervioso. En 1926 comenz— a ejercer la neurocirug’a en Manchester, donde ocup— la primera c‡tedra de Neurocirug’a, creada en 1939. Sus aportaciones m‡s importantes se centraron en el ‡mbito de la traumatolog’a craneoencef‡lica, de los adenomas de hip—fisis, de los aneurismas intracraneales y de la neurorradiolog’a.

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Figura 3. Sir Geoffrey Jefferson.

Sir Hugh Cairns (1896-1952) (Figura 4) naci— en Australia, en el seno de una familia de origen escocŽs, alcanzando el grado de doctor en Medicina por la Universidad de Adelaida. Por medio de una beca pudo trasladarse a Oxford. En 1926 conoci— en Boston a Harvey Cushing, regresando a Inglaterra posteriormente y creando en el ŇRoyal London HospitalÓ, un Servicio dedicado exclusivamente a la Neurocirug’a. Diez a–os m‡s tarde se traslad— a Oxford con todo su equipo, para ocupar una c‡tedra de Neurocirug’a en la ŇRadcliffe InfirmaryÓ, puesto en el que permaneci— hasta el final de su vida profesional y que s—lo abandonar’a durante la segunda guerra mundial para dedicarse a la organizaci—n de los Servicios de la Sanidad Militar. Cairns fue un trabajador sistem‡tico y constante en su actividad neuroquirśrgica y para nosotros tiene un significado especial, pues aloj— a P’o del R’o Hortega, exiliado de Espa–a por la guerra civil, poniendo a su disposici—n un modesto laboratorio y contribuyendo as’ a la obra de la Escuela Espa–ola de Neuropatolog’a.

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Figura 4. Sir Hugh Cairns.

Norman Dott (1897-1973) (Figura 5) realiz— sus estudios en la Universidad de Edimburgo y su dedicaci—n a la Neurocirug’a estuvo directamente influida por Harvey Cushing y Percival Bailey. Fue el primero en operar en Gran Breta–a un aneurisma intracraneal, en 1933, diagnosticado por medio de la angiograf’a que hab’a sido introducida poco tiempo antes por Egas Moniz. En 1947 fue nombrado catedr‡tico de Cirug’a Neurol—gica y en 1960 inaugur— un moderno Departamento de Neurocirug’a en el marco del ŇWestern General HospitalÓ de Edimburgo.

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Figura 5. Norman Dott.

2.2. Los Estados Unidos

Pero si bien podemos considerar que la Neurocirug’a se inicia en Gran Breta–a, su consagraci—n como especialidad independiente ocurri— en Los Estados Unidos y fue consecuencia l—gica de la figura y obra de Harvey Cushing.

Harvey Williams Cushing (1869-1939) (Figura 6) naci— en Cleveland, Ohio. Curs— la carrera de Medicina en la Universidad de Harvard. Su estancia en el ŇMassachusetts General HospitalÓ de Boston le permiti— apreciar de primera mano los resultados decepcionantes de la cirug’a cerebral, lo que al parecer le motiv— para interesarse por este campo. Finalizados sus estudios se dirigi— al ŇJohns Hopkins HospitalÓ de Baltimore, donde el gran cirujano estadounidense William Halsted le admiti— como residente de Cirug’a General, tratando de orientarle hacia la Traumatolog’a. Entre 1897 y 1900, Cushing, en el ŇJohns Hopkins HospitalÓ, comenz— sus estudios de neurocirug’a experimental en el ŇHunterian LaboratoryÓ. Tras este per’odo se traslad— a Inglaterra, donde tom— contacto con Horsley, sin que le llegara a agradar la tŽcnica r‡pida que Žste practicaba. Posteriormente, trabaj— en Berna al lado del Premio Nobel de Medicina Emil Kocher. M‡s tarde conoci— transitoriamente la naciente neurocirug’a francesa, visit— diversos hospitales italianos y finalmente se traslad— de nuevo a Inglaterra, donde permaneci— durante un mes en el laboratorio del neurofisi—logo Charles Sherrington, Premio Nobel de Medicina en 1932. En 1901 Cushing regres— al ŇJohns Hopkins HospitalÓ con la firme decisi—n de dedicarse exclusivamente a la cirug’a del Sistema Nervioso, momento crucial para el desarrollo de mi especialidad, pues en virtud de esta decisi—n la cirug’a del Sistema Nervioso comenzar‡ a llamarse ya, con toda propiedad, ŇNeurocirug’aÓ. En 1911 fue nombrado Jefe de un Servicio de Cl’nica Quirśrgica en el ŇPeter Bent Brigham HospitalÓ de Boston y en 1912, profesor de Cirug’a en la Universidad de Harvard. Entre esta fecha y 1932 se desarroll— la extraordinaria actividad neuroquirśrgica de Cushing, s—lo interrumpida por la Primera Guerra Mundial, que le llev— a ejercer como cirujano general en Europa, de la mano del general norteamericano John Pershing. Tras retirarse de su actividad neuroquirśrgica en 1932, Cushing se traslad— a la Universidad de Yale, donde fue profesor de Neurolog’a y luego de Historia de la Medicina. Entre las innumerables aportaciones de CUSHING baste decir que public— 24 libros y 658 trabajos. Adem‡s, sus contribuciones tŽcnicas fueron incontables no solo en Neurocirug’a, sino tambiŽn en otros campos de la Medicina. As’, introdujo la recogida de la tensi—n arterial y el empleo sistem‡tico de las gr‡ficas de anestesia durante las intervenciones quirśrgicas, realiz— importantes trabajos experimentales en cirug’a cardiovascular, investig— sobre los mecanismos reguladores de la presi—n arterial y su relaci—n con la hipertensi—n intracraneal (Ňefecto CushingÓ), hizo importantes aportaciones a la hemostasia quirśrgica creando desde un torniquete neum‡tico para hemostasia del cuero cabelludo hasta un sistema de electrocoagulaci—n e invent— los clips neuroquirśrgicos de plata. Su habilidad quirśrgica le permiti— abordar campos del Sistema Nervioso hasta entonces inalcanzables por lo que se considera el padre de la ŇNeurocirug’aÓ.

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Figura 6. Harvey W. Cushing.

Walter Dandy (1886-1945) (Figura 7) naci— en Sedalia, Missouri, terminando sus estudios de Medicina en la ŇJohns Hopkins University School of MedicineÓ, en 1910. Posteriormente, realizar’a la residencia de Cirug’a General en el ŇJohns Hopkins HospitalÓ bajo la direcci—n de Halsted, su mentor. Su personalidad le llev— a mśltiples enfrentamientos personales con Cushing, del que fue residente durante un a–o, antes de que Žste se trasladara a Harvard. El hecho de que ambos fueran contempor‡neos hizo que la figura de Dandy quedara levemente enmascarada ante la de Cushing. Sin embargo, su extraordinaria destreza y rapidez quirśrgica amŽn de sus geniales aportaciones, le han hecho ocupar un puesto prominente en la historia de la Neurocirug’a. Su actividad neuroquirśrgica se desarroll— enteramente en el ŇJohns Hopkins HospitalÓ. Realiz— importantes estudios sobre la circulaci—n del l’quido cefalorraqu’deo, la hidrocefalia experimental y su tratamiento quirśrgico; en concreto, describi— lo que ser’a posteriormente la endoscopia cerebral. En 1918, a los 32 a–os de edad, public— en la revista ŇAnnals of SurgeryÓ su mayor aportaci—n, la ventriculograf’a. Un a–o m‡s tarde, en 1919, descubrir’a la neumoencefalograf’a. Dandy fue el primero en resecar totalmente un neurinoma del acśstico en 1917, cirug’a en la que alcanz— unas cifras de mortalidad tan bajas que resultan dif’ciles de igualar con los avances tŽcnicos actuales. Fue tambiŽn el primero, en los Estados Unidos, que clip— un aneurisma intracraneal, en 1937. Otras aportaciones suyas fueron la secci—n en la fosa posterior del nervio trigŽmino para el tratamiento de la neuralgia trigeminal y del VIII par craneal para el tratamiento del vŽrtigo de MŽniŹre. Adem‡s, fue el primero en crear una Unidad Neuroquirśrgica de Cuidados Intensivos.

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Figura 7. Walter Dandy.

Washington Adson (1887-1951) (Figura 8) ocup— una plaza de cirujano en la ŇMayo ClinicÓ, en Rochester (Minnesota), donde pronto se ocupar’a de la Neurocirug’a. Sus aportaciones m‡s importantes tuvieron lugar en la cirug’a de la neuralgia del glosofar’ngeo. Adem‡s, cre— diversos instrumentos utilizados hoy d’a en todos los Servicios neuroquirśrgicos, como las bien conocidas Ňpinzas de AdsonÓ.

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Figura 8. Washington Adson.

Percival Bailey (1892-1973) (Figura 9) fue un cultivador tanto de la Neurocirug’a como de la Neuroanatom’a, de la Neuropatolog’a, de la Neurofisiolog’a y de la Neuropsiquiatr’a. Curs— sus estudios de Medicina en la Universidad de Chicago y en 1919 se traslad— al ŇPeter Bent Brigham HospitalÓ de Boston para iniciarse en la Neurocirug’a al lado de Cushing. En 1928 se estableci— de nuevo en Chicago como neurocirujano. A partir de 1939, la actividad profesional de Bailey se orient— hacia la Neurolog’a y despuŽs hacia la Psiquiatr’a, siendo nombrado en 1951 ŇDirector del Instituto Psiqui‡trico del Estado de IllinoisÓ. Entre sus aportaciones neuroquirśrgicas destacan sus obras sobre los tumores intracraneales, realizando junto a Cushing en 1926, una clasificaci—n de los tumores cerebrales que ha pasado a la historia. Igualmente, son dignos de menci—n sus estudios respecto a la epilepsia y su conocido atlas estereot‡xico.

La ingente labor de Cushing y sus coet‡neos se plasmar‡ en la creaci—n de la ŇSociety of Neurological SurgeonsÓ en 1920 y de la ŇHarvey Cushing SocietyÓ en 1931, actualmente conocida como ŇAmerican Association of Neurological SurgeonsÓ. Ambas se constituyeron en las primeras Sociedades Cient’ficas mundiales en el ‡mbito de la Neurocirug’a y posicionaron a los Estados Unidos, sin duda alguna, a la cabeza de la Neurocirug’a mundial en aquella Žpoca.

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Figura 9. Percival Bailey.

2.3. Canad‡

En Canad‡, la Neurocirug’a va a consolidarse por obra de Penfield. Wilder Penfield (1891-1976) (Figura 10) naci— en Spokane, estado de Washington. Su formaci—n fue s—lida como consecuencia de sus viajes a Europa, donde recibi— la huella de Sherrington, Ram—n y Cajal y Del R’o Hortega. Entre 1921 y 1924 se form— como cirujano en el ŇNew York-Presbyterian HospitalÓ y en 1925 fue nombrado Profesor Asistente de Investigaci—n Neuroquirśrgica. En 1928, PENFIELD se traslad— al ŇRoyal Victoria HospitalÓ y a la ŇMcGill UniversityÓ de Montreal, para hacerse cargo de los casos neuroquirśrgicos. En 1934, con ayuda de una subvenci—n de la ŇRockefeller FoundationÓ y el apoyo del gobierno de Quebec, inaugur— el ŇMontreal Neurological InstituteÓ, donde form— una magn’fica escuela que tantas aportaciones har’an en el campo de la estimulaci—n cerebral y en la cirug’a de la epilepsia.

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Figura 10. Wilder Penfield.

2.4. Pa’ses escandinavos

En los pa’ses escandinavos los inicios de la Neurocirug’a est‡n ligados al danŽs Edouard Busch, al noruego Arn Torkildsen con sus aportaciones tŽcnicas al tratamiento de la hidrocefalia no comunicante y a la excelsa escuela sueca de Neurocirug’a, con Herbert Olivecrona (Figura 11a) a la cabeza y singularmente, con Lars Leksell (Figura 11b). Este śltimo, a mediados del siglo XX, desarroll— la estereotaxia en humanos e invent— la radiocirug’a, creando as’ una nueva Neurocirug’a funcional y la moderna psicocirug’a, lo cual supuso un punto de inflexi—n en la Neurocirug’a sin parang—n alguno.

Figura 11a. Herbert Olivecrona.

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Figura 11b. Lars Leksell.

2.5. Rusia

En Rusia, la Neurocirug’a naci— con Ludvig Puusepp (1875-1942) (Figura 12a) y con Nikolay Burdenko (1876-1946) (Figura 12b). Este śltimo comenz— en 1924 sus actividades neuroquirśrgicas en Moscś, consolidando pronto la especialidad e inaugurando en 1934, el Instituto de Neurocirug’a que lleva su nombre, el Instituto Burdenko, primer instituto neuroquirśrgico del mundo.

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Figura 12a. Ludvig Puusepp.

Figura 12b. Nikolay Burdenko.

2.6. Alemania

En Alemania, se considera a Fedor Krause (1857-1937) (Figura 13) el fundador de la Neurocirug’a en este pa’s. Se inici— como cirujano general, pero pronto se polariz— hacia la Neurocirug’a, describiendo en 1892 su tŽcnica para abordar extraduralmente el ganglio de Gasser, en la base craneal. Parece ser que fue el primero en operar una hernia de disco lumbar, antes de las observaciones que sobre esta patolog’a hiciera Walter Dandy en 1929. Su experiencia, adquirida en el ŇAugusta HospitalÓ de Berl’n, se recoge en su tratado ŇCirug’a del Cerebro y de la MŽdulaÓ, publicado entre 1908 y 1911.

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Figura 13. Fedor Krause.

2.7. Suiza

En Suiza, la Neurocirug’a se consolida con la figura de Hugo Krayenbźhl, que fue nombrado profesor de Neurocirug’a en Zśrich en 1948, creando una magn’fica escuela. Tras su jubilaci—n, en 1973, le sucedi— Gazi Yaşargil, que pronto llegar’a a ser una de las figuras m‡s destacadas de la Neurocirug’a mundial, junto con Harvey Cushing. Gazi Yaşargil (Figura 14), de origen turco, naci— en 1925. Estudi— Medicina en la Universidad de Jena (Alemania), afinc‡ndose posteriormente en Zśrich. Fundador de la microneurocirug’a, hizo posible realizar operaciones antes impensadas, particularmente en la patolog’a cerebrovascular, cambiando por completo el paradigma de la especialidad y revolucionando la misma. De 1973 a 1993 practic— un total de 7.500 operaciones intracraneales. Trat— quirśrgicamente la epilepsia y los tumores cerebrales, con instrumental de dise–o propio. En 1994, se traslad— a la Universidad de Arkansas, en Little Rock, donde aśn permanece activo. Gazi Yaşargil es una autŽntica leyenda viva de la Neurocirug’a, pues ha tenido el privilegio de conocer lo que yo he perge–ado como las tres etapas de la Neurocirug’a moderna y de protagonizar en primera persona la śltima de ellas.

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Figura 14. Gazi Yaşargil.

2.8. Francia

En Francia, De Martel y Vincent hicieron posible de forma definitiva la Neurocirug’a.

Thierry de Martel (1875-1940) (Figura 15a) se vio orientado por Joseph Babinski hacia la Neurolog’a y posteriormente hacia la Neurocirug’a, iniciando sus intervenciones bajo las directrices diagn—sticas de aquŽl. Entre las mayores aportaciones de De Martel, hemos de citar la introducci—n de la posici—n sentada para las intervenciones sobre la fosa posterior, del trŽpano con parada autom‡tica y de diversos separadores autom‡ticos.

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Figura 15a. Thierry de Martel.

Clovis Vincent (1879-1947) (Figura 15b) fue en primer lugar neur—logo, disc’pulo de Babinski. ęntimo amigo de De Martel, fue poco a poco polariz‡ndose hacia la Neurocirug’a. Trasladaba personalmente los enfermos que diagnosticaba en ŇLa PitiŽÓ hasta la cl’nica de De Martel, donde ayudaba a Žste en las intervenciones. Durante una ausencia de De Martel, que tuvo que viajar a Bagdad para operar a un personaje importante, Vincent no tuvo m‡s remedio que operar los casos urgentes, naciendo en Žl definitivamente la vocaci—n por la Neurocirug’a. Clovis Vincent inici— as’, a sus 48 a–os de edad, su carrera neuroquirśrgica, haciendo de neur—logo, de neurorradi—logo y de neurocirujano en una peque–a cl’nica y renunciando a una magn’fica posici—n como neur—logo cl’nico en ŇLa PitiŽÓ. Los esfuerzos y la tenacidad de Clovis Vincent se vieron recompensados en 1933, cuando se cre— para Žl un Servicio de Neurocirug’a en dicho hospital, lo que marcar’a la consolidaci—n de la especialidad en Francia. En 1938, con la ayuda de la ŇRockefeller FoundationÓ, este Servicio se transform— en la primera c‡tedra francesa de Cl’nica Neuroquirśrgica. Clovis Vincent mandaba la mayor parte de los tumores cerebrales que operaba a Del R’o Hortega, en Espa–a, para su estudio anatomopatol—gico. Sus aportaciones m‡s notables se centraron en el campo de la neurotraumatolog’a y en el de los abscesos cerebrales. En este śltimo terreno preconiz—, en los abscesos agudos, hacer una gran craniectom’a descompresiva sin apertura de la duramadre, seguida de punciones evacuadoras hasta que el absceso se encapsulara y pudiera ser abordado unas semanas m‡s tarde. Con esta tŽcnica, Vincent revolucion— el pron—stico del absceso cerebral en una Žpoca en la que los antibi—ticos eran desconocidos.

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Figura 15b. Clovis Vincent.

2.9. Portugal

En Portugal, la Neurocirug’a est‡ ’ntimamente ligada a la figura de Egas Moniz. Ant—nio Caetano de Abreu Freire Egas Moniz (1874-1955) (Figura 16), de formaci—n eminentemente francesa, fue profesor de Medicina Interna en Coimbra y de Neurolog’a en Lisboa. A los 52 a–os de edad, en 1926, introdujo la angiograf’a como proceder diagn—stico revolucionario. Entre 1930 y 1935, envi— a su colaborador Almeida Lima a entrenarse en Neurocirug’a con Cairns. Junto con aquŽl, Egas Moniz realiz— despuŽs sus importantes aportaciones a la psicocirug’a que le llevar’an a obtener el Premio Nobel de Medicina en 1949, Ňpor el descubrimiento del valor terapŽutico de la lobotom’a en determinadas psicosisÓ (sic). Egas Moniz ha sido el śnico neurocirujano del mundo que ha alcanzado tan preciado laurel. Fue adem‡s, Ministro de Asuntos Extranjeros de Portugal y vivi— los śltimos 17 a–os de su vida paral’tico tras ser tiroteado por uno de sus pacientes psiqui‡tricos.

Figura 16. Egas Moniz.

No obstante, el reconocimiento oficial de la Neurocirug’a en Portugal no tuvo lugar hasta 1954, cuando Vasconcelos Marques obtuvo un puesto de Jefe de Cl’nica Neuroquirśrgica y organiz—, un a–o m‡s tarde, el primer Servicio de Neurocirug’a de Portugal en el Hospital Civil de Lisboa.

2.10. Espa–a

En Espa–a, la patolog’a del Sistema Nervioso cobr— importancia a finales del siglo XIX gracias a la Escuela Espa–ola de Neurohistolog’a o Neuropatolog’a (Santiago Ram—n y Cajal, Nicol‡s Achścarro, Fernando de Castro, P’o del R’o Hortega, Rafael Lorente de No y Jorge Francisco Tello, entre otros) y al germen de la Neurolog’a Cl’nica que quebraba albores por aquel entonces en nuestro pa’s (Luis Barraquer Roviralta, Enrique Fern‡ndez Sanz, Gonzalo Rodr’guez Lafora, Luis Simarro Lacabra y JosŽ Mar’a Villaverde y Larraz, entre otros).

As’, en los śltimos a–os del siglo XIX, la Neurocirug’a arranc— t’midamente en algunos centros quirśrgicos de Madrid, de Barcelona (el Hospital de la Santa Cruz), de Bilbao y de Zaragoza. Entre todos estos iniciadores, deben destacarse las figuras de Larra Cerezo (Figura 17a) en el Hospital Militar de Carabanchel, de Cervera Ruiz (Figura 17b) y de Otero Acevedo (Figura 17c), estos dos śltimos en el Instituto de TerapŽutica Operatoria dirigido por Federico Rubio. Otero Acevedo (1865-1920) fue nombrado por el mismo Federico Rubio ŇProfesor de Cirug’a NerviosaÓ y puede sentenciarse que fue el precursor de la especializaci—n neuroquirśrgica en Espa–a.

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Figura 17a. Larra Cerezo.

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Figura 17b. Cervera Ruiz.

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Figura 17c. Otero Acevedo.

Entre 1920 y 1949 la Neurocirug’a en nuestro pa’s fue cultivada por una serie de cirujanos eminentes, pero sin llegar a cristalizar en una autŽntica especialidad. Vara L—pez (1904-1982) (Figura 18) destaca entre ellos. Aunque nunca fue un cirujano consagrado exclusivamente a la Neurocirug’a, la dedic— gran parte de su actividad, habiendo recibido su aprendizaje de prestigiosos neurocirujanos internacionales.

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Figura 18. Vara L—pez.

La aparici—n de una autŽntica actividad neuroquirśrgica en nuestro pa’s tuvo lugar a partir del a–o 1949, fecha en que se fund— la Sociedad Luso-Espa–ola de Neurocirug’a, por Juan JosŽ Barcia Goyanes, Adolfo Ley Gracia, Sixto Obrador Alcalde y Eduardo Tolosa Colomer, junto a los portugueses Pedro Almeida Lima y Ant—nio Vasconcelos Marques. Esta Sociedad Luso-Espa–ola de Neurocirug’a, la segunda en el mundo tras las dos estadounidenses, tuvo como Presidente Honorario a Egas Moniz.

Adolfo Ley Gracia (1908-1975) (Figura 19a) y Sixto Obrador Alcalde (1911-1978) (Figura 19b) pueden considerarse los autŽnticos creadores de la Neurocirug’a espa–ola y de su escuela, pues escuela es como dijera JimŽnez D’az, Ňel intento de transmitir un estiloÓ. Adolfo Ley, formado con Puusepp y con Bailey, desarroll— su labor neuroquirśrgica pionera en Barcelona, dejando tras de s’ una escuela de excelsos neurocirujanos. Sixto Obrador se form— en los aspectos b‡sicos de las ciencias neurol—gicas en los laboratorios de Ram—n y Cajal, Del R’o Hortega y Sherrington, trabajando posteriormente al lado de Cairns en Londres y de Dott en Edimburgo. En 1946 se instal— en Madrid, creando un Instituto de Neurocirug’a en un chalet de la calle Olivos del parque Metropolitano de la misma ciudad. Posteriormente, fund— una amplia escuela neuroquirśrgica en la que quien suscribe ha tenido el honor de haberse formado. Asimismo, impuls— el desarrollo de mi especialidad con la creaci—n de diversos Servicios de Neurocirug’a en la capital.

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Figura 19a. Adolfo Ley Gracia.

Hemos visto c—mo en el devenir hist—rico, la Neurocirug’a s—lo adquiere entidad real cuando surge la figura del neurocirujano, esto es, de un profesional con mayor o menor formaci—n neurol—gica, con mayor o menor experiencia en neuroanatom’a, neuropatolog’a o neurofisiolog’a, pero en definitiva un profesional que se va a dedicar prioritariamente a los aspectos quirśrgicos del Sistema Nervioso. Va a ser la aparici—n de este personaje lo que va a determinar que la hasta entonces ŇCirug’a del Sistema NerviosoÓ deje de llamarse as’, para denominarse ya con propiedad ŇNeurocirug’aÓ. Posiblemente inferido de lo que expuesto hasta este momento, no haya ninguna otra especialidad mŽdica o quirśrgica que haya experimentado un desarrollo tan ingente en el lapso de poco m‡s de un siglo (3,4).

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Figura 19b. Sixto Obrador Alcalde.

3. ŇNEUROCIRUGęA DEL FUTUROÓ

La ŇNeurocirug’a del futuroÓ puede decirse de alguna forma que ya es presente, como las Ňsuites neuroquirśrgicasÓ en las que se integra todo el equipamiento tecnol—gico que actualmente requiere el tratamiento neuroquirśrgico de un paciente, incluida la resonancia magnŽtica intraoperatoria. No obstante, si miramos hacia adelante me atrevo a decir que el abanico de posibilidades tecnol—gicas futuristas puede llegar a ser pr‡cticamente ilimitado. En este sentido, me refiero expresamente a intervenciones neuroquirśrgicas realizadas por robots que incluso pueden llegar a practicarse a distancia (Ňtelerrob—ticaÓ) y a todas las posibilidades de regeneraci—n del Sistema Nervioso que se abren gracias a la terapia con cŽlulas madre, en la que la Neurocirug’a ha depositado tantas esperanzas e ilusiones.

4. REFERENCIAS

1. Rodr’guez Boto G. Memoria de Proyecto Docente e Investigador. Madrid: Universidad Complutense de Madrid 2007.

2. La’n Entralgo P. Historia universal de la Medicina. Barcelona: Salvat 1975.

3. Obrador Alcalde S. Comienzo y evoluci—n de la moderna Neurocirug’a. En Tumores Intracraneales. Madrid: Paz Montalvo 1955.

4. Vaquero J. Patolog’a quirśrgica del sistema nervioso. Madrid: Ram—n Areces 2006.